Desde los tiempos más remotos del pensamiento médico, el hombre ha relacionado la salud con el bien comer. La historia nos deja el viejo aforismo hipocrático “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina” con el que los médicos de la Grecia antigua exhortaban a sus enfermos a curar sus dolencias, revisando y mejorando sus hábitos dietéticos como una fuente segura de salud. Afortunadamente cada vez son más los profesionales que empiezan a unir el comer bien al comer ecológico, porque evidentemente lo ecológico tiene un plus (no sólo de precio) que está directamente relacionado con la salud.
En nuestros días, la preocupación por la alimentación sana se ha convertido en un tema de primer orden, no solo a nivel individual, sino incluso a nivel colectivo, a la vista de los problemas de salud que se pueden derivar de una alimentación desordenada y mal regulada tanto en la cantidad como en la cualidad. En medio de esta realidad, surge como contestación a los excesos alimentarios, una forma de alimentación que prescinde de los productos químicos para forzar la producción agrícola y ganadera a favor de unos productos más imperfectos en la presentación (denominados a veces alimentos feos) pero más seguros en cuanto a la calidad nutricional.
Las últimas encuestas dicen que el 80% de los compradores de tiendas ecológicas en España lo hacen porque esos alimentos son buenos para su salud, dejando en un segundo lugar el tema de la ecología, el respeto al medio ambiente, etc.
Los alimentos ecológicos son más saludables
Poseen una mayor proporción de materia seca, por ello contienen más nutrientes: proteínas, vitaminas y minerales. Los alimentos convencionales (no ecológicos) son abonados con nitratos, y estos hacen que las plantas traten de diluirlos (para eliminarlos) absorbiendo más agua, por lo que estos vegetales son más grandes, pero más endebles (duran menos) y también poseen diluidos los nutrientes.
Los alimentos ecológicos también contienen mayor cantidad de elementos protectores frente a enfermedades (carotenos, antocianos, etc), se pueden consumir con la cáscara sin pelar y es en la cáscara y en la parte de la fruta que está en contacto con ella donde se acumulan mayor cantidad de vitaminas minerales y antioxidantes, que se pierden al pelar la fruta para eliminar los pesticidas, lo que hace que tiremos parte del alimento lo que al final lo hace más caro, rompiendo así el mito de que los alimentos ecológicos simplemente son mucho más caros.
Los alimentos ecológicos tienen un efecto positivo en la salud debido a su alto contenido en nutrientes. Estudios demuestran que los productos ecológicos superan a los convencionales en el contenido de proteínas, vitaminas, azúcares y minerales. También demuestran la superioridad de las verduras ecológicas, en el contenido de minerales, el cuál superó entre 10 a 50 veces el contenido de las convencionales. También es importante mencionar que la fertilización nitrogenada química reduce la calidad de los alimentos, especialmente en el contenido de vitamina C. La mayor calidad biológica de los alimentos ecológicos se ha comprobado con distintas pruebas. La más antigua se realizó en Nueva Zelanda (1940) donde se comparó el efecto de la dieta ecológica en los escolares, a los cuales se les suministro estos alimentos durante dos años. Al cabo de este tiempo, se comprobó que su salud dental era mucho mejor, tenían mayor resistencia ante fracturas de huesos, había disminuido significativamente la incidencia de gripe y resfriados, y su convalecencia era menor.
Control oficial certificado
Además de los controles oficiales que se efectúan a todos los alimentos, los productos ecológicos son objeto de una certificación adicional que garantiza la autenticidad de su origen ecológico. Entidades de certificación autorizadas y supervisadas por las administraciones autonómicas, inspeccionan cada año a todas las explotaciones e industrias agroalimentarias ecológicas. En los alimentos ecológicos la trazabilidad y autenticidad está garantizada. Cualquier establecimiento ecológico tiene todos los sellos y certificados para demostrar que sus productos son ecológicos.
Los alimentos ecológicos hoy son una gran alternativa frente a una alimentación que empieza a desvelar algunos de sus agujeros negros (aunque evidentemente son muchos los intereses que impiden conocer la realidad de lo que comemos). Nuestra decisión y elección como consumidores es apoyar, o bien un tipo de sistema que produce intoxicación ambiental y enfermedades, o bien un sistema que apoya otro modelo de desarrollo, protector del planeta, del medio ambiente y de la salud humana y del resto de seres vivos.
Apuesta por la alimentación ecológica, es tu boleto ganador.
(inspirado en un artículo de www.ecocampo.es)