En una semana electoral como esta última del mes de mayo la tierra también vota y su voto está difuminado entre miles de gentes que no pueden dejar de agradecerle todo lo que nos da.
La tierra que es ese agricultor a quien le importan las ayudas para hacer rentable su cosecha en un contexto donde compiten por el mismo producto países absolutamente diferentes, de niveles absolutamente distintos y cuyos gastos no tienen nada que ver.
La tierra que es ese ganadero que quiere que le permitan seguir llevando su ganado a prados verdes, frescos, seguros, de esos que dan valor a una carne que sabrá a gloria
La tierra que es ese pequeño empresario que vive en un pueblo porque en un pueblo vivieron sus padres y abuelos y que quiere promover esas zonas más alejadas, más deshabitadas, más auténticas.
La tierra que es ese artesano que desde su casa es capaz de vender al mundo entero gracias a unas conexiones telefónicas rápidas y seguras y a unas conexiones terrestres adecuadas para ser competitivas.
La tierra que es ese constructor preocupado por la construcción sostenible, autónoma incluso, de bajo consumo energético y mimetizada con el entorno en el que construye.
La tierra que es ese particular que busca consumir menos combustible cada día y no precisamente para gastar menos sino para que su huella ecológica sea menor y no tengan que pagar por ella sus hijos.
La tierra que es esa preocupación por apagar los incendios cuando llega el otoño y el frío recuperando los bosques, limpiando, cuidando, mimando esos espacios que hoy viven vacíos como cuando llenos de agricultores, ganaderos y habitantes… tenían otra vida y no pensaban en la muerte.
La tierra que es la juventud queriendo abrirse camino luchando por preservar los paisajes naturales, sobre todo aquellos más vírgenes, luchando por llenar de vida las tierras vacías y los pueblos vacíos gracias a nuevas y viejas ideas también.
La tierra que es la vida de los mayores cerca de sus raíces, en sus casas o en residencias conectadas con los paisajes capaces de prolongar los días.
La tierra que es esa mezcla de culturas, orígenes, tierras, historias que hacen que uno pueda vivir aquí viniendo de allá para construir juntos el hogar ideal para todos.
La tierra que es la producción ecológica, el consumo sostenible, el reciclado, la reutilización de las cosas, el decrecimiento, la vida sencilla y consciente.
Esa tierra estará presente el domingo de las elecciones si somos capaces de pedir a nuestros representantes políticos una mirada más sencilla, más cercana, más útil, más sostenible, más sincera y más preocupada por la tierra que es en definitiva el lugar en el que hoy y la semana que viene seguiremos viviendo todos y todas a pesar del calor, de la sequía, de los incendios, de las macrogranjas, de los macro complejos urbanísticos, de los megaproyectos turísticos…
La tierra, la madre tierra, nos está pidiendo a gritos atención… tengámoslo en cuenta el próximo domingo buscando las propuestas que sobre ella hacen nuestros próximos representantes… igual nos llevamos alguna sorpresa.