Con la llegada del verano se come verde, los huertos se llenan de vida y aunque cada vez resulta más difícil conseguir una buena producción (plagas, sequía, cambios en las estaciones…), nuestra tierra se llena de vida cuando llega el verano, como cada año desde hace cientos de años. Con la llegada del verano comemos más verde, más verdura, más frutas, más ensaladas… podríamos decir que comemos más sano porque nuestra tierra así lo quiere.
Los huertos están empezando a producir tomates, pepinos, calabacines, lechugas… los frutales están despertando con las primeras frutas de hueso que irán pasando hasta llegar a las manzanas, las más tardías, esas que llegan casi con los primeros fríos del otoño… Apetece comer verde, apetece comer sano.
De un tiempo a esta parte resulta preocupante la cantidad de químicos que tienen los vegetales que comemos en nuestro día a día. Todos son aptos para el consumo pero… muchos dudan si darlos a los bebés, a los niños que empiezan a comer, también a los mayores, a los enfermos… los químicos presentes también en el agua de riego se han incrementado mucho en los últimos años y empieza a preocuparnos, sobre todo a quienes queremos comer con seguridad y pensando en nuestra salud.
El sabor es otro de los elementos importantes a la hora de optar por un producto u otro, el sabor de los productos de antes, el sabor de los productos cultivados con cariño, el sabor de las semillas de siempre, el sabor de nuestros padres y nuestros abuelos.
No obstante el cambio climático está provocando grandes cambios en la agricultura descubriendo nuevas altitudes para producir la garnacha por ejemplo (debido al aumento de las temperaturas) nuevas regiones para producir fruta de calidad… Poco a poco los agricultores se adaptan a las nuevas situaciones, una adaptación que no siempre es fácil.
Vivimos tiempos nuevos, en continuo cambio, tiempos en los que necesitamos reinventarnos continuamente, tiempos vivos, tiempos en los que más que nunca tenemos que estar preocupados por lo que comemos, por cuándo lo comemos y por lo que realmente comemos.
Llega el verano, llega el verde a nuestros platos, llegan comidas más sanas, más equilibradas, más ligeras, más coloridas… más BIO.