Europa marca nuestro ritmo de vida. Europa dicta muchas de nuestras leyes. Europa debate e imagina nuestro futuro. También en lo referente a la ecología. Y es que Europa tiene que ser verde o no será.
Vivimos un momento complicado en lo que a ecología se refiere pues las crisis de este siglo XXI han puesto de manifiesto que algunas de las ideas ecológicas que sobrevuelan por el parlamento europeo son etéreas y se difuminan con facilidad.
Es muy importante saber a quiénes votamos en las próximas elecciones pues de ello depende la dirección que en materia ecológica tome la nave europea en la que todos estamos embarcados.
Pensar en el futuro de nuestra casa común no sólo tiene que ver con el medioambiente, pues las cuestiones ambientales tienen mucho que ver con las personas que viven y vivirán dentro de las fronteras de Europa. El medioambiente tiene mucho que ver con la humanidad y sobre todo con esa que vive en los márgenes, en los extrarradios, que tiene otros colores, otros acentos, otras religiones y otras costumbres.
Todavía no es tarde. Podemos pararnos, detenernos y pensar un poco en nuestro futuro y para ello necesitamos políticos valientes y decididos capaces de tomar decisiones de las que dependerán las vidas de nuestros hijos.
Dedica un tiempo a leer algunos programas, y no seas ingenuo pensando que la ecología no va contigo. Porque va con todos, nos afecta a todos y nos incumbe a todos y cada uno de los que vivimos en nuestra Europa. Hay muchas cuestiones que importan en Europa y sin lugar a dudas la ecología, el medioambiente, las migraciones y la paz… son algunas de las más decisivas para nuestro futuro.
Como decía Simone Veil es necesario seguir construyendo Europa para que el futuro sea de todos y no sólo de unos pocos. Y eso, hoy, pasa por diseñar políticas de medioambiente ambiciosas y humanistas.