La tendencia del trabajo infantil había disminuido entre el 2000 y el 2016 pero de nuevo ha vuelto a aumentar. Los extraños acontecimientos de los últimos años han conllevado el cierre de muchas escuelas que no han vuelto a abrir, el confinamiento de muchos niños y niñas en sus casas de donde no han vuelto a salir y la necesidad para muchas familias de que los más pequeños traigan dinero a casa, sobre todo en Asia y en África… pero no sólo. Y nos preguntamos ¿quién acabará con el trabajo infantil? ¿qué gobierno? ¿qué educación? ¿qué generación?
El día 12 recordamos una realidad que debería estar erradicada pero que está más cerca de lo que nos parece. Una realidad ante la que nos parece estar lejos pero… permitir la guerra, cerrar las fronteras, comprar sin mirar las etiquetas, cambiar de movil con demasiada frecuencia, comprar demasiado barato… conlleva muchas veces un aumento del trabajo infantil, que haya niños y niñas que vivan haciendo lo que deberían hacer y conocer sólo de mayor.
Más triste es la realidad de muchas niñas obligadas a trabajar en casa, sin educación, sin posibilidad de elegir su propia pareja… y esto ocurre en países que visitamos como turistas como si no fuera con nosotros.
El trabajo infantil está ahí, en el origen de algunas de las cosas que utilizamos en nuestro día a día y no sabemos quién acabará con él.
Hay iniciativas como el Comercio Justo que nos aseguran que los niños no están detrás de los productos que compramos, fundamentalmente porque se pagan salarios dignos que permiten que los niños puedan estudiar y no trabajar y que sus padres puedan darles la infancia que todos los padres quisieran para sus hijos.
Los planteamientos ecológicos también están detrás de la lucha contra la explotación, contra toda explotación, también la infantil. Planteamientos en los que las cosas valen lo que cuestan y donde las personas trabajan para vivir.
Puede que un futuro más ecológico, más respetuoso, más contenido, menos consumista, menos ‘a la moda’ puede que acabe entre otras cosas, con el trabajo infantil, a pesar de que miremos muchas veces para otro lado, a pesar de toda la información que tenemos, porque parece no ir con nosotros… aunque realmente va con todos.
En un mundo global no podemos mirar para otro lado sólo cuando no nos conviene, pensar que hay países que están muy lejos a pesar de que de ellos salgan mercancías todos los días con destino a nuestros hogares. Lejos para unas y cerca para otras: hoy 160 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años están sometidos al trabajo infantil y de ellos la mitad realizando trabajos que ponen en riesgo su salud y sus vidas y no pocas de sus actividades llegan hasta nuestros países ocultas bajo productos baratos producidos sin los controles necesarios.
Atrévete a informarte antes de consumir y a seguir los dictados de una información que está al alcance de todos.