El tractor es el símbolo del campo, el símbolo del agricultor y el ganadero, la herramienta cotidiana de quienes producen los alimentos que comemos, una herramienta muy cara de mantener, muy cara de comprar y que no sigue las modas que algunas canciones quisieron imponer como la del tractor amarillo. Un tractor que estos días hemos visto en la mayoría de las ciudades españolas debido al hartazgo de unos agricultores que ven cómo se encarecen sus gastos y no así sus ingresos. Hubo un momento en que tener un tractor era un sueño para algunos… hoy más bien se ha convertido en una pesadilla.
Las reivindicaciones del campo son históricas. Se dice que es el eslabón más débil de una cadena que no es capaz de marcar sus precios (aunque las leyes así lo imponen) porque de alguna manera son los grandes distribuidores quienes deciden el precio de los productos, precio que luego va retrocediendo a lo largo de toda la cadena hasta llegar… al agricultor.
Se está hablando mucho de la diferencia de precio entre el producto en origen y el producto en destino pero… si investigamos un poco… vemos que el Índice de Precios en Origen y en Destino de los Alimentos (IPOD) que cada mes publica COAG en su página web… viene permaneciendo casi inalterable desde el año 2008 hasta la actualidad (de 3,60 al 5,25 y en estos momentos al 3,9)… Podríamos decir que de media en los últimos 15 años un producto ve multiplicado cuatro veces su precio desde que sale del campo hasta que llega al consumidor… Una media que curiosamente apenas ha variado desde el año 2008. Pero puede que ahí no esté el problema.
El problema no es el IPOD, el problema es que en los últimos años los gastos de los productores han subido mucho… muchísimo; y que las producciones de algunos agricultores, debido a la cuestión climática, han disminuido mucho… muchísimo.
En el sector ecológico vivimos este problema desde otra perspectiva: es el agricultor el que pone el precio… y curiosamente en los últimos años el precio de los productos ecológicos ha ido igualándose al de los productos convencionales, no hemos visto subidas tan excepcionales de precios… incluso hay productos como los huevos que en el sector ecológico… no han subido de precio…
El número de intermediarios, el precio que marcan los distribuidores, incluso la negativa a soportar subidas de precios por parte de los consumidores (cuando sin embargo se permiten en todo lo demás…), hacen que tener un tractor no esté de moda, ni aunque sea amarillo, y provoca los colapsos de quienes producen nuestros alimentos.
Lo más triste es que se nos quiera confundir con el origen de los alimentos que consumimos y se plantee como solución europea el relajamiento de las medidas que buscan hacer más verde, ecológica y sostenible una producción de la que depende el futuro de nuestra tierra y de nuestros hijos.
¿Alguien sueña hoy con tener un tractor amarillo?