El Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) acaba de publicar un informe en el que de manera clara, contundente y preocupante responsibiliza absolutamente al ser humano del cambio climático que se está traduciendo en acontecimientos extremos en todo el planeta y que hace irreversible lo que hace unos años sólo era una preocupación y es que en este siglo la temperatura del planeta subirá un mínimo de 1 grado y medio, límite al que esperábamos no llegar hace unos años.
Desde hace años una parte minoritaria de la sociedad está manifestándose y exigiendo cambios que lamentablemente no han llegado y que ahora se hacen no urgentes sino absolutamente necesarios e innegociables. El secretario general de la ONU ha dicho que este informe debería ser la sentencia de muerte para los combustibles fósiles y una puesta en marcha inmediata de mecanismos de ayuda para que los países menos favorecidos puedan adaptarse a la nueva situación que ya estamos sufriendo con acontecimientos climáticos extremos a lo largo y ancho de todo el planeta.
Pero… lamentablemente sabemos que todavía la poblacion general ve el futuro lejano, y hablar del año 2100 todavía nos parece demasiado a no ser que se lo digamos al oído a alguien como mi hijo que ayer cumpió 9 años.
Necesitamos cambiar, necesitamos empezar a producir cambios en nuestro consumo, en nuestro entorno, en nuestra forma de movernos… Necesitamos interiorizar la fórmula de las tres R (reciclar, reducir y reutilizar), única forma de conseguir desde abajo alguno de estos cambios.
Puede que no se acaben los combustibles fósiles… pero en nuestras manos está el cómo utilicemos o no los vehículos, no sólo para movernos… también para mover las mercancías que llegan hasta nuestra casa… En nuestras manos está el cómo viajemos, el cómo utilicemos nuestro tiempo libre, el dónde pasemos nuestras vacaciones… porque podemos andar por el Pirineo sin necesidad de llegar hasta el Machu Pichu…
Puede que sigan fomentando el consumismo salvaje… pero en nuestras manos está el reparar nuestros electrodomésticos, también nuestros vehículos (no pueden convencernos que es mejor cambiar de coche antes que reparar y alargar la vida del actual… como si el cambio supusiera un ahorro real cuando lo mejor sería no cambiar si no es necesario…).
Puede que sigan favoreciendo un consumo global de productos globales que tan pronto vienen del pueblo de al lado, como de la conchinchina… pero en nuestras manos está producir local siempre que sea posible, promover las tiendas pequeñas, los productos ecológicos pagando por ellos el precio justo y reduciendo si es necesario la cantidad de carnes, o pescados o lácteos a consumir en una semana…
Puede que se empeñen en cambiar nuestro medio natural… pero en nuestras manos está el luchar, protestar, exigir, soñar… con un mundo más verde, más pacífico, más humano… en el que triunfen las pequeñas explotaciones ganaderas frente a las grandes macrogranjas (a través de nuestro poder como consumidores)… en el que triunfe el turismo rural frente a los grandes complejos hoteleros (a través de nuestras decisiones personales)…
El IPCC, el secretario general de la ONU seguirán pidiendo a los gobiernos cambios grandes… desde Bio Bio apelamos a los cambios pequeños convencidos de que sólo desde ahí podremos asegurarle a mi hijo Juan un futuro digno de ser vivido con ilusión y con esperanza… y os aseguro que no quisiera dejarle otra herencia sino esa porque él no ha tenido la culpa de llegar hasta donde hemos llegado.
Puede que los responsables del cambio climático ahora tengamos 30, 40 o 50 años… pero en absoluto puedo hacer a mi hijo responsable de lo que está pasando pero de nuestras actitudes personales dependerá que él y muchos como él consigan revertir la situación a la que hemos llegado a pesar de tantas cumbres e informes que desde hace tiempo nos lo venían avisando.