El próximo jueves 20 de junio a las 22:51 comenzará el verano. Un año más el solsticio de verano será la excusa de encuentros en torno al sol y al agua. Entre el día del solsticio de verano y la noche de San Juan… ocurren encuentros místicos, celebraciones de familiares y amigos que buscan purificarse en contacto con la naturaleza que aún podemos buscar y encontrar fuera de nuestras grandes ciudades.
El verano llega con el día más largo del año y la noche más corta (aquí en el hemisferio norte), aunque son sólo los agricultores quienes están atentos a estas fechas tan señaladas pues en nuestras vidas urbanas, asfaltadas, hormigonadas, individuales y solitarias… no hacemos demasiado caso a la naturaleza, a veces no llegamos a ver ni la luna entre las luces de la gran ciudad.
Van a ser días mágicos, como siempre, días de agua, luz y fuego, los elementos constitutivos de la vida.
El verano también nos deja lo mejor de nuestras huertas y de nuestros campos.
Vivimos en un país donde las estaciones tienen vida propia y, aunque no sucede así en todas partes, hay que reconocer que es muy agradable vivir los pasos de las estaciones, los cambios de ritmos del día y la noche.
El verano, no hay que olvidarlo, también nos trae el final de las clases, el comienzo de las vacaciones, el comienzo de los tardeos, de los paseos, de los días más relajados, de las noches más compartidas…
Llega un verano muy especial también en lo político… un verano que sube la temperatura de los congresos y los parlamentos… no sé si los líderes políticos vivirán la noche de San Juan como una noche mágica y purificadora… falta les haría, la verdad.
Pero la naturaleza que no sabe de izquierdas y derechas de pactos y acuerdos, de mayorías y minorías, sigue avanzando entre nosotros sigilosa, tranquila, llena de luz y color.