Es el lema de la Feria Biocultura para este año. Una feria que se celebra en Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla y A Coruña. Una feria que celebra su 29 edición. Una feria que abre los ojos a la ecología, a ese sentimiento de muchos por volver a lo original, lo sencillo, lo puro, lo natural y lo orgánico o BIO.
Hoy tenemos que abrir los ojos a muchas realidades que no ocupan espacio en los periódicos, en las redes, en los informativos. Una de estas realidades es la ecológica que muchas veces da la impresión de que está de más. Muchos piensan que la producción ecológica es cuestión de unos pocos, o al menos lo pensaban hace años pero… resulta que en estos momentos el sector da trabajo a más de 95.000 personas en España, que se dice pronto.
Tenemos que abrir los ojos a lo ecológico por varios motivos:
En primer lugar porque muchas veces nos hablan de ser más verdes, más ecológicos, menos contaminantes… se nos habla de ello con los coches eléctricos, con los centros de las ciudades vacíos de vehículos a motor de combustión… pero nos olvidamos de que al mismo tiempo se promueve la comida basura y se nos dan alimentos llenos de pesticidas y fertilizantes y abonos artificiales.
En segundo lugar hay todo un movimiento de hombres y mujeres, la mayoría jóvenes, que han encontrado en la ecología la única forma de conseguir que nuestros cultivos los hereden nuestros hijos y con ellos nuestras costumbres, nuestras fiestas, nuestro patrimonio…
En tercer lugar porque no todo lo que está bajo el paraguas de lo bio es tan ecológico como se dice. En la actualidad está habiendo una migración del consumo ecológico de las tiendas especializadas a las grandes superficies pero no hemos de olvidar que ellas no promueven la ecología, ni tratan bien a los productores, ni apuestan de verdad por lo ecológico.
En cuarto lugar porque abriendo los ojos descubrimos que se puede vivir en el campo, se puede ser feliz fuera del consumo, se puede soñar con producciones generadoras de vida, de salud, de convivencia, de sostenibilidad.
En quinto lugar hay que abrir los ojos para pensar por nosotros mismos, para tener nuestros propios argumentos, para no tragar con las ideas malintencionadas de quienes desde la prensa nos dirigen a un futuro sin campos, sin animales, sin agricultores, sin ganaderos…
En sexto lugar porque la sostenibilidad de nuestro sistema pasa necesariamente por la ecología y por la proximidad y todo lo demás son tonterías, no podemos seguir creciendo en transgénicos, en cultivos que acaban con los recursos del medio en el que están como el agua. El futuro o es ecológico o no será y eso requiere abrir los ojos a una nueva realidad.
En séptimo lugar hay que abrir los ojos a las virtudes del consumo responsable y de la alimentación saludable como clave para permitirnos despegarnos de un sistema que nos aboca a la enfermedad, a la dependencia, a la incapacidad de ser autosuficientes.
En octavo lugar hay que abrir los ojos a las necesidades del sector primario que es el que nos da de comer realmente, el que nos permite estar vivos y que sin embargo tienen una vida que sus hijos no desean y un futuro incierto que pasa por la despoblación y la migración.
Hay que abrir los ojos a tantos profesionales que han asumido el papel de educadores en salud y hábitos de vida saludables, profesionales que han optado por productos novedosos de los que no habla la prensa, ni los colegios, ni las universidades, ni los políticos que en cierto modo están al margen del daño que desde el sector convencional se está haciendo a los acuíferos y al medio ambiente en general.
Y por último hay que abrir los ojos a todas las novedades de un sector en auge, de un sector convencido de lo que hace, de un sector auténtico cuya aportación a la sociedad es fundamental para el futuro de nuestros hijos.
Abrir los ojos a lo ecológico es mucho más que asomarse a una Feria, aunque quien tenga la oportunidad de visitar Biocultura en Barcelona o Madrid descubrirá la fuerza de este sector que hoy está más vivo que nunca. Abrir los ojos a lo ecológico es mirar la tierra, la lluvia, el arcoíris, la vida natural, es mirar el lugar del que viene nuestra vida el lugar del que viene lo que comemos, es volver a vivir cerca de nuestro sustrato, cerca de nuestras raíces y lejos de una tecnología que nos atonta y nos impide disfrutar de lo esencial.