La misma zona, el mismo terreno, la misma virulencia, los mismos efectivos, grandes desalojos… el fuego no perdona… pero si el año pasado fue en verano cuando la zona del Alto Palancia se veía afectada esta vez ha sido al otro lado de la autovía donde se han cebado las llamas aunque esta vez en primavera. El fuego en primavera es más sorprendente, más sorpresivo, más inesperado. El fuego en primavera de Villanueva de Bejís nos ha sorprendido a todos. En la misma zona pero ahora en primavera. Lo nunca visto.
Ante este nuevo desastre que ya lleva arrasadas más de 4.000 hectáreas (el del verano pasado en la zona arrasó más de 20.000) todos hablan y hablamos de la influencia de este Cambio Climático del que ahora ya todos hablan y que seguramente va a cambiar nuestra forma de vivir, nuestra forma de movernos, nuestra forma de pensar nuestro territorio. El monte está seco en primavera, los ríos bajan su nivel en primavera y empezamos a preocuparnos en primavera. Un poco pronto pero… así son las cosas ahora.
El cambio climático está produciendo fenómenos extremos que sólo podremos revertir con el compromiso de todos y cada uno de nosotros. Necesitamos reducir el consumo, reducir los desplazamientos, reducir los combustibles fósiles, reducir nuestras basuras y contaminación de las aguas… Es cosa de cada uno de nosotros.
Estamos en el tiempo en el que una pequeña acción ya ayuda pero aun así seguimos viendo cartones al lado de los contenedores y lo que es peor dentro de los contenedores orgánicos; seguimos viendo cómo descontrolamos nuestras compras y nos olvidamos del origen de los productos que comemos. Y una vez más estamos en el tiempo en el que tienen que suceder grandes catástrofes para que nos demos cuenta de que las pequeñas acciones de cada uno de nosotros pueden afectar y afectan a todos.
No sabemos muy bien cuáles son todas las causas de este cambio climático, tampoco si es irreversible o no, lo que sí que sabemos y vivimos son sus consecuencias en nuestras vidas que se secan, se calientan y provocan que regiones despobladas acaben sufriendo las peores consecuencias.
El fuego nos ha sorprendido a todos en primavera, con los árboles en flor, ¿con los pantanos llenos?, con los pueblos habitados por los que tienen de verdad ahí toda su vida, todas sus cosas, todas sus ilusiones.
Puede que veamos muchos más como este verano, pero el primero asusta, nos cuestiona, nos pone a pensar y a llorar viendo cómo se queman nuestros mayores tesoros y algunos de nuestros sueños.
Todos notamos el cambio que se está produciendo en nuestro planeta pero quizá todavía no somos conscientes de que ya es tarde para remar todos en la misma dirección haciendo todos pequeños gestos capaces de cambiar un rumbo que nos asusta, un rumbo que este año se escribe con fuego en primavera.