Parece que fue ayer… y ya hace más de un año. Ese día se tambalearon nuestros sueños. Ese día empezamos a dudar de nuestro sistema, de nuestro estado de bienestar. Ese día muchos volvimos a releer libros de historia para tratar de entender las noticias, para tratar de resolver dudas, para tratar de comprender lo incomprensible. Ese día nuestra sociedad sintió que, a pesar de los avances, las lecturas, las democracias, las confederaciones supranacionales… no había avanzado nada.
Parece que fue ayer cuando empezaron a subir los precios de los combustibles, de las materias primas, de los productos extranjeros, de los alimentos, de la energía… empezaron a subir obligando a los estados, a todos los estados a salir al paso como si se tratara de bomberos profesionales para apagar un fuego que en poco tiempo iba a dejar muchas cosas chamuscadas.
Parece que fue ayer cuando celebrábamos la caída de un muro que ahora parece haber caído hace siglos, un muro que ponía fin a una etapa de la historia que de repente… se ha vuelto a abrir. Parece que fue ayer y hace más de un año cuando la guerra, de nuevo, se hizo con una Europa que asiste a una nueva guerra fría entre bandos armados hasta los dientes, entre bandos que no han aprendido nada de una historia que parecía haber prometido que no nos pondría de nuevo en esta situación.
Y hace más de un año que todas las economías se tambalean resistiendo apenas gracias a las ayudas gubernamentales que surgen de la nada inyectando liquidez a una sociedad que sangra por sus márgenes.
Esta guerra ha puesto patas arriba la energía, el armamento, los ejércitos, los alimentos, las semillas… y hasta los sueños.
Pero lo más trágico de todo esto que estamos viviendo es que en todo este año apenas se ha hablado de paz, una palabra que ya no suena en las tertulias, ni en las radios, ni en las entrevistas, ni en Europa, ni en las fronteras que protagonizan este teatro. La guerra ha dado paso muy rápido al hambre, al frío, al odio, a las armas, a la escalada… nuclear.
Hace más de un año que observamos una guerra que ha llegado hasta nuestro país, que nos está implicando a todos, una guerra que no queremos pero que no negamos, una guerra que está en nuestros móviles pero no en nuestras solapas como lo estuvo aquella de Irak de la que pronto se cumplirán 20 años.
Las guerras nunca traen nada bueno, nunca acaban bien, nunca tienen verdaderos ganadores, nunca son limpias, nunca se olvidan…
En este 2023 la tierra que hace poco era rica en cereales para todo el mundo llora por todo el alimento que se está perdiendo y que muchos necesitan… para sobrevivir.
En Bio Bio queremos soñar con un día en el que vuelva a reinar la paz y lo queremos hacer con todos los que semanalmente pasáis por nuestra tienda.
Si quieres conocer más sobre nosotros entra aqui.