Justo un agricultor

Biocultura en Barcelona, Día del Comercio Justo y San Isidro Labrador. Justo un agricultor protagoniza tres eventos tan distintos en el tiempo (siglos XXI, XX y XVII) y en el espacio (Barcelona, Países del Sur y Madrid),

Después de dejar reposar el resultado de la Feria Biocultura de Barcelona después de dos años de restricciones… es evidente que esos que hace más de 20 años eran tildados de locos por organizar una Feria de productos Ecológicos… hoy resulta que son tendencia, que no están solos y que nada menos que forman parte de un movimiento mundial por la ecología, la paz y la sostenibilidad. Han pasado 28 años de la primera Feria y en Barcelona hace una semana se vivió un éxito de público, de expositores y de vida ecológica en estado puro.

Además curiosamente ha venido a coincidir en el tiempo con dos acontecimientos también reseñables: la celebración del Día Internacional del Comercio Justo que en Zaragoza vistió de color el quiosco de la música del Parque Grande y la celebración del Día de San Isidro, patrón de Madrid y también de todos los labradores, agricultores y ganaderos en una España en la que todavía la Iglesia es la encargada de procesionar y rogar pidiendo, por ejemplo agua, desde infinitas pequeñas ermitas que jalonan todo el territorio nacional, y sobre todo el territorio rural, ese que se está vaciando o despoblando o empobreciendo a pesar de ser el motor responsable sin duda de la alimentación en España.

El Día Internacional del Comercio Justo se remite a una realidad que en los años 70 apareció como un movimiento de ayuda para que pequeños grupos productores en países del Sur (en aquel momento casi exclusivamente de café y cacao, dos productos que necesariamente se producen en los países del Sur pero que hemos convertido en imprescindibles en los países más ricos del planeta…) que encontraban en la compra por adelantado de sus cosechas y en el compromiso de compra sostenido en el tiempo la ayuda necesaria para despegar y salir adelante al tiempo que promovían una forma de producir en igualdad de género y en diálogo con el futuro y el medioambiente fundamentalmente. Hoy el Comercio Justo quizá debería repensarse, los sellos, los auditores, las grandes ONGs han hecho un gran trabajo y lo siguen haciendo, pero también es cierto que ya existen otros movimientos en los que se han integrado gran parte de los estándares del Comercio Justo como es, por ejemplo, el sello de agricultura ecológica que no sólo en el Sur, también en nuestros países más ricos, promueven una forma diferente de producción, de concepción de la tierra, de sostenibilidad… antes ni siquiera soñadas.

Pero curiosamente todo esto sucede en las vísperas del Día de San Isidro, un santo, sí, de la Iglesia Católica, pero de origen mozárabe en el siglo XII y curiosamente el primer laico casado y con un hijo que fue canonizado por la Iglesia católica allá por el siglo XVII… y tenía que ser un agricultor. El campo nos da una lección de humildad, de sencillez, de vida callada y común, lejos de los trajes largos, de los libros, de los museos, de las grandes celebraciones civiles o eclesiásticas. Isidro era un campesino, que cuidaba la tierra, que vivía con su mujer de forma sencilla procurando amar lo que hacía, iniciando sin saberlo, un movimiento de apoyo a la agricultura y la ganadería que siglos más tarde ha llegado precisamente de la mano de la producción ecológica. San Isidro en España vivió ligado a la tierra y al agua y a las cosechas, como tantos otros productores hoy lo están aquí y en todo el mundo, pero siempre en el campo, en esos territorios vaciados donde una ermita sea de la religión que sea recuerda cuán sagrado es lo que tenemos entre manos… la tierra.

La Biocultura en Barcelona demuestra que un 8% de las tierras cultivadas en España ya son ecológicas… el Comercio Justo ve crecer sus ventas año tras año gracias a un movimiento social que busca algo diferente en el origen de muchos productos que llegan hasta el mercado… San Isidro aporta un halo de trascendencia a la relación con la tierra, la Madre Tierra, la Pacha Mama, la responsable de nuestra alimentación hoy y siempre.

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