Leer engorda

Con la resaca de las ferias del libro en San Jorge… nos hemos dado cuenta de que la literatura sobre alimentación, sobre dietas y sobre alimentación saludable tiene un gran público… un público que seguramente compra, lee y… no siempre come conforme a todo eso que se lee. Unas veces porque los libros sobre dietas miente más que hablan (‘Mentiras que engordan’, ‘Adelgázame, miénteme’), otras veces porque en la dieta siempre hay algo que falla (‘Mi dieta cojea’, ‘No más dieta’), la mayoría de las veces porque leer y leer libros por muy buenos que sean… nunca adelgaza (‘Tú eliges lo que comes’), hasta podría decirse que leer y leer… incluso engorda…

Existe mucha literatura sobre la alimentación, las dietas, el vegetarianismo, la relación con la enfermedad, con el cáncer… en el fondo libros que nacen de esa idea de Hipócrates… ‘que tu alimento sea tu medicina’… sobre la que tanto se ha hablado tanto desde posturas a favor como desde posturas en contra.

Y hoy no sólo son los libros y sus autores… hay toda una tendencia en redes sociales que profundizan en la idea de la alimentación saludable, la alimentación moderna, las dietas milagro, la alimentación ecológica…. a través de las cuales muchos y muchas consumen literatura sobre alimentación con el objetivo de alcanzar un único objetivo… comer más sano y mejor.

Pero al final hay que hacer caso a otros autores que dicen claramente que en este mundo de los alimentos y la alimentación y las dietas… hay mucho lío (‘Que no te líen con la comida’), cuando al final de lo que se trata es de poner orden (‘Pon orden en tu cocina’) con la intención de que tu comida te haga sentirte bien (‘Mi dieta ya no cojea’, ‘La salud en tu plato’).

Pero también podríamos pensar que la mejor manera de comer mejor… no es buscar la excelencia en cada plato, ni siquiera buscar los mejores alimentos… sino dejar de comer peor, de seguir las tendencias mayoritarias, los anuncios televisivos, las propagandas de las grandes cadenas… (‘Come Mierda’).

Es curioso pero… después de leer mucho, de pensar en la relación de lo que comemos con nuestra salud, con el cáncer, con la enfermedad más común… después de ir de la dieta paleo a la vegana, pasando por la crudivegana y la macrobiótica….  después de muchas lecturas de calorías y proteínas… después de leer muchas etiquetas… al final uno intuye que en buena medida se trata de volver a comer como antes… como en esos tiempos en los que nuestras abuelas quizá por no tener un estado de bienestar tan elevado como el nuestro (ocurre también en otras latitudes), comían alimentos de temporada, no abusaban de la carne incluso cuando la criaban (se mataba un cerdo ¡sólo para San Martín!), no comían alimentos preparados, ni precocinados, ni altamente elaborados, eran fundamentalmente vegetarianos, abusaban de las legumbres, menos de la pasta, de las frutas, nunca de los refrescos, y cuando lo hacían de las carnes… nunca de los embutidos más allá de los salpimentados y curados.

Comer sano, comer bien, parece que nos retrotrae a comer más como nuestros abuelos y menos como nuestros hijos… y entonces nos preguntamos ¿qué estaremos haciendo tan mal para que ellos, nuestros hijos, tengan que leer sobre alimentación y dietas para volver simplemente a lo de antes?

El bienestar, el progreso, tienen algo de maligno y peligroso, están vendidos al capital, a quienes hicieron de la comida un gran negocio partiendo de que todos comamos lo mismo, a las mismas horas, en los mismos lugares… bajando la calidad y elevando la imagen de éxito o de progreso cuando se está comiendo algo tan simple como una hamburguesa o una pizza….

La resaca de San Jorge nos deja pensando… ¿por qué nos hemos olvidado tan pronto de los menús de nuestras abuelas, de las comidas simples y caseras para querer comer todos lo mismo, publicar nuestros platos y querer estar a la moda… también en la alimentación?

La alimentación ecológica y consciente si busca algo es volver a las raíces, a los sabores, a los olores, a las recetas elaboradas de forma lenta, a las comidas ricas ricas y a los platos contundentes… como eran los de nuestras abuelas.

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