Esta semana me he sorprendido al ver escrito en un libro de texto de mi hijo, de 4º de primaria, una tímida referencia a la agricultura ecológica cuando en la unidad en cuestión se hablaba de la agricultura en nuestro país. Pero la referencia era tímida… muy tímida, tanto que ni siquiera se acerca a lo que supone en el total de producción agrícola en nuestro país que, por si no lo sabéis… supone nada menos que el 10% del total. Por lo que en una lección en la que el espacio dedicado a la agricultura era de 3 hojas… al menos debería haber representado un par de párrafos la referencia y no una línea y media como ha sido el caso.
Se acaba de celebrar en Barcelona la Feria Biocultura, el escaparate de los productos ecológicos en nuestro país, en un año en el que España ha pasado de ser el primer país europeo en superficie destinada a agricultura ecológica a ser el segundo, sobrepasado por Francia. El futuro está en lo ecológico, por necesidad, pero ni lo vemos ni lo queremos ver.
Las grandes superficies se han sumado al carro de lo ecológico vendiendo las bolsas, convirtiéndolas en compostables, aumentando los lineales de productos ecológicos en su interior… pero si lo hacen es por obligación cuando su principal negocio está precisamente en los productos que no respetan sino que dañan el medioambiente.
De un tiempo a esta parte el lenguaje de la ecología se está centrando en la energía, nadie o muy pocos hablan de la influencia de los cultivos, de los ganados, de la producción de alimentos en la ecología. Sin embargo se habla, y mucho, de las energías verdes, de los coches eléctricos y de los envases compostables. En estos momentos podría darse el caso de que una empresa de producción de alimentos que utilizara energía solar y eólica, vehículos híbridos enchufables y cuyos envases fueran compostables se convirtiera en modelo de ecología aunque estuviera produciendo alimentos transgénicos, agotando el suelo con pesticidas y dependiendo de empresas de semillas para su futuro. Así está el mundo.
En un libro de texto de 4º de primaria se insinúa que la producción agrícola ecológica se abre camino en nuestro país cuando la realidad es que no consigue echar raíces después de muchos años convirtiéndose de verdad en la opción de una inmensa minoría.
Necesitamos invertir en una educación que consiga dar la vuelta a lo que está ocurriendo en nuestro mundo, una educación que consiga hacer surgir la pregunta del por qué en un centro comercial no hay opciones ecológicas o BIO como aquellas de las que hablan sus libros… pero para eso necesitamos que los libros de texto dediquen no líneas, sino páginas, a dibujar un futuro diferente del que en realidad tenemos.
El 10% de la producción agrícola en nuestro país es ecológica, sin embargo el porcentaje de gasto en productos ecológicos en España se sitúa en un 2,48% de media a pesar de que este porcentaje tenemos que decir que crece tímidamente cada año gracias, en buena parte a la facilidad de acceso a los mismos que dan las grandes superficies.
Pero tenemos que tener cuidado, pues los grandes centros de consumo que publicitan sus marcas ecológicas, que engalanan sus rincones BIO, que promocionan su respeto con el medioambiente… en realidad están haciendo su negocio con todo lo contrario por lo que desde Bio Bio promovemos el cambio de modelo a un tipo de consumo más local, más pequeño, más tradicional para conseguir cambiar realmente el chip.
Una línea y media en un tema de 4º de primaria no deja de ser una grata sorpresa, aunque lejos del objetivo para conseguir el cambio… y, la verdad, no me atrevo a investigar lo que supone la ecología en el porcentaje de contenidos, por ejemplo de bachillerato, no quiero llevarme un susto.
Esta semana, la de la resaca de la Biocultura (con escasas referencias en los medios de comunicación, por cierto) os esperamos en Bio Bio para seguir ofreciendo lo mejor del campo, lo mejor de la producción ecológica, lo mejor de las granjas bio, los sueños de muchos pequeños productores y productoras que construyen, a veces sin saberlo, a construir un futuro mejor para todos nosotros, incluso para aquellos que hacen negocio a costa de la sostenibilidad.